Hoy mismo
El sol raja
los confines de la boca.
Nadie habla.
Nadie mira.
Los pinos
entonan un letanía de quebrantos
y sus agujas son la pira de próximos incendios.
Agua de mar.
Yo fui el último ciego
que buscaba astros en la orilla.
Todo parecía fácil,
bajo el dióxido de carbono
y el arrullo de motores.
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