2 de septiembre de 2009

UN POEMA CADA DIA, XV


No busques tu rostro en los escaparates ni bajes a los últimos pasillos del metro. Si el sol tiene el tinte elegante de los membrillos en los bodegones, acércate y palpa su textura, absorbe su perfume, muérdele su vientre de carne áspera, siente sus jugos; y cuando harto lo abandones centelleante sobre el borde de una bandeja, verás que poco a poco se evade, porque está vivo y los seres vivos se corroen.