11 de enero de 2011

Poemas en prosa y una reflexión en voz alta






He comenzado el año con el pie izquierdo. La culpa, sin duda, fue de Zapatero. Este hombre no hace nada bien. (Queríamos tanto a Brenda). Pero da la impresión de que con las pistolas de los mercados, oliendo a pólvora, en la nuca de nuestros políticos, ellos solo pueden obedecer o dejarnos. Pero antes de que lo hagan yo quiero que intenten responder dos preguntas.



1ª: LA DEUDA: ¿Cuánto debe este país?



2ª LOS ACREEDORES: ¿A quién se lo deben?



3º LOS MERCADOS : Nombres y apellidos. También cantidades.



Sería bueno que nos aclarásemos todo este lío. Porque todos pensamos que este guiriagai lo organizaron unos y nos exigen pagarlo a otros.






Si salgo a ver el sol

Hoy no he salido a pasear y creo que he perdido el sol. Horas doradas por el calor de la costumbre, horas que saludan a la playa. Me quedé encerrado en casa, junto a las botellas de vino del armario y las latas de tomate triturado. Si hubiera asomado la cabeza por el balcón, que mira a La Gomera, hubiera podido soñar un poco.
Voy a tener que poner más atención y no dejarme llevar por la pereza. Detrás de uno ocurren cosas. Sí, sí, ocurren cosas, y lo sabe el gato y la perra Dora, que están pegados a las patas de la silla donde reposo adormilado. Pero de cuando en cuando salen al jardín a perseguir lagartos, disfrutan; lo noto en las sacudidas del rabo y en lo sucio que traen el hocico después de escarbar en la tierra. ¡Ojalá, yo también escarbara la tierra antes de la siesta.

Sobre G.Belli

Si dejaras que corriera el sudor de nuestro amor sobre tu cuerpo, te ahogarías en esta soga que me ciñe la garganta, que impide que surjan las palabras que lo nombran. Y así llego al silencio, que no existe; pues siempre hay una brizna, un rumor, algo diminuto que nos persigue.

Por el Vístula

Hoy he subido al hotel por la vereda de adoquines que va de la orilla del río hasta “Le Regine”. Una mujer pasea a su pastor alemán: husmea.
No sonríen ni dicen buenos días los ciudadanos de Varsovia que encuentro en el camino. El curso del río es muy tranquilo y desciende hacia la mar sin prisa, lamiendo los blancos arenales. Sobre una roca dos hombres pescan. No rompen el frágil equilibrio de la brisa con sus cañas y sus ojos aguantan el brillo brutal de un sol que esta saliendo para comenzar el día.

Así es el cielo

En el cielo hay ángeles que hurgan en latas oxidadas hombro a hombro con pobres vagabundos.
Hay bolsillos vacíos y agujeros por donde vuelan sin rumbo gorras que no dan sombra.
Hay ángeles que descienden cada día a mendigar a la puerta de una iglesia; y por la noche, beben cerveza acostados con las chinches de colchones eternamente orinados en salas infinitas.
Hay nubes llenas de niños con mocos, dientes cruzados por caries, dedos con uñas negras, coderas desgastadas y ojos con bolsas de lágrimas para los días de lluvia.
Hay perros y gatos y gaviotas amigos de San Francisco.
Así dicen que es el cielo.