1 de febrero de 2011

Un don del Nilo




Un don del Nilo


Ayer bajaban excrementos de turistas
por motivo de la memoria de la piedra.
Me sumergí en las aguas del Nilo en la crecida.
No queremos que se utilice el lapislázuli y el oro
para eternizar las dinastías;
los huesos rogarán silencio,
y un hombre sucederá a otro hombre
como los frutos cada año llegan a los huertos.

Hoy por sus orillas
los papiros piden alma.
Aun no flota el pan,
ni las mujeres se visten de loto,
pero cantan los ibis protectores
y hay plata escondida en la hojas del sicómoro.

Entre nubes de gases
los ojos lloran
mas un sordo eco de pisadas ahuyenta al cocodrilo
y la cobra sucumbe al encanto
de flautas intangibles.