

Me sumergí en las aguas del Nilo en la crecida.
No queremos que se utilice el lapislázuli y el oro
para eternizar las dinastías;
los huesos rogarán silencio,
y un hombre sucederá a otro hombre
como los frutos cada año llegan a los huertos.
Hoy por sus orillas
los papiros piden alma.
Aun no flota el pan,
ni las mujeres se visten de loto,
pero cantan los ibis protectores
y hay plata escondida en la hojas del sicómoro.
Entre nubes de gases
los ojos lloran
mas un sordo eco de pisadas ahuyenta al cocodrilo
y la cobra sucumbe al encanto
de flautas intangibles.
para eternizar las dinastías;
los huesos rogarán silencio,
y un hombre sucederá a otro hombre
como los frutos cada año llegan a los huertos.
Hoy por sus orillas
los papiros piden alma.
Aun no flota el pan,
ni las mujeres se visten de loto,
pero cantan los ibis protectores
y hay plata escondida en la hojas del sicómoro.
Entre nubes de gases
los ojos lloran
mas un sordo eco de pisadas ahuyenta al cocodrilo
y la cobra sucumbe al encanto
de flautas intangibles.